VIRGEN DEL CONSUELO

 

HOMILIAS DE LA NOVENA DE LA VIRGEN DEL CONSUELO CELEBRADA EL MES DE MAYO DEL 2006

 

 

* Primera homilía: La Virgen en la vida de los Santos (San Isidro)

* Segunda homilía: La Virgen del Consuelo en La Solana

* Tercera homilía: El crucifijo de Maria Antonia

* Cuarta homilía: Maria Antonia la Vidente de la Virgen

* Quinta homilía: El Angel Adelín con la Virgen

* Sexta homilía: La Virgen del Consuelo ¿es María de Nazaret?

* Septima homilía: La Virgen del Consuelo y su ayuda al pobre

* Octava homilía: La Virgen del Consuelo y su tiempo

* Novena homilía: La Virgen del Consuelo en el año 2006

 

PRIMERA HOMILIA

La Virgen en la vida de los Santos. Dedicado a San Isidro.

Por Julián Martín Martín

Hoy celebramos en nuestra comunidad el final del Triduo a San Isidro y el primer día de la Novena de la Virgen del Consuelo; por ello, nos hemos preguntado si San Isidro tuvo alguna experiencia cercana con la Virgen; y me he quedado gratamente sorprendido al ver lo que cuenta la historia de este santo madrileño.

San Isidro era un gran devoto de la Virgen de la Almudena, así como Santa María de la Cabeza , santa española, esposa de san Isidro Labrador. María Toribia, su verdadero nombre, nació en Uceda y vivió en Torrelaguna hasta que conoció a san Isidro, que había huido a esta localidad tras ser conquistado Madrid por los almorávides, y se casó con él.

Se cuenta en su biografía que se le aparecía la Virgen María y que Maria de la Cabeza cruzaba el río Jarama extendiendo su mantilla sobre las aguas.

El matrimonio tuvo un hijo que un día se cayó a un pozo; ambos esposos rezaron hasta que milagrosamente las aguas subieron hasta el brocal devolviéndoles el niño sano y salvo. Esta entrañable historia la cuentan así un libro de la época:

" Brotaban por encima y guarnecían La parda margen del cristal sonoro, Porque de Luna candida servian Del Almudena a los coturnos de oro: Con las aguas del Cielo competian Juzgando el suyo por mayor decoró, Cuanto es más gloria que bañar estrellas, Besar la nieve de sus plantas bellas.

Llegó Isidro temblando, y con respeto Su hijo abraza, y el de Dios mirando Las lágrimas le sirven de conceto, Callando habló, y enmudeció llorando, Ponele en tierra, y el placer secreto A que el paterno amor le está obligando, En remitirle al Templo se resuelve Y a quien dos veces se le dio le vuelve.

Tenia de la mano el niño asido La Virgen celestial, que al mundo ampara, Y en el niño en el pecho entretenido Atento al Sol de su divina cara: Enjuto de las aguas el vestido Como si en ellas el Jordan pasara, Que mejor Josué le conducía Dando virtud al brazo de María".

¿Verdad o mentira? ¿Grandeza o misterio?. No lo sabemos, pero algo de verdad y realidad está en este misterio escondido, y es que el amor a la Virgen pueden llegar a hechos como este sino miremos ahora a Maria Antonia, una solanera, sencilla, pobre y trabajadora, pero profundamente amante de la Virgen; ella sin esperarlo se encontró con la Virgen cara en el interior del templo de Santa Catalina... si Maria de la Cabeza cruza un rio porque la Virgen le pone una mantilla en el rio,y si a Maria Antonia le saca la Virgen, los panecillos que estaban en el horno ¿no podemos ver en ellos un milagro relacionado con la naturaleza donde la Virgen actúa para que la sigan?, En un caso para estar con ella cruzando el río , en el otro caso para que no la dejara por culpa del pan.Pongamos unas gotas de fe en este misterio y reconozcamos que algo pasó en este templo entre Maria Antonia Parra y la Virgen del Consuelo. Sobre todo este misterio hablaremos los próximos ocho días.

 

 

 

 

SEGUNDA HOMILIA --

La Virgen del Consuelo en La Solana

Por Antonio Campillo Briones

Queridos hermanos: Quiero que mis primeras palabras sean de agradecimiento al señor cura y sacerdotes de esta Parroquia de Santa Catalina por invitarme a participar en este novenario a la Santísima Virgen del Consuelo. Y sobre todo gracias a ellos por sacar un poco de las cenizas del olvido esta devoción, que es exponente de de la fe secular de los fieles de este pueblo, y de la veneración que legaron nuestros antepasados a las futuras generaciones a nuestra Madre del cielo, en este año que la Parroquia quiere rehabilitar, no sin especial providencia, la memoria y culto de la Virgen del Consuelo.
Pues es justo reconocer, y así lo hacemos, que gracias al impulso e iniciativa de ellos estamos reviviendo en estos días de la novena lo que el pueblo de La Solana vivió, prodigiosamente, un día 25 del mes de Mayo del año 1850: La aparición de la Virgen del Consuelo a Mª Antonia, ocurrida, como todos sabemos, en la Capilla de san Ildefonso de esta misma Iglesia parroquial:
“ Un 25 de Mayo, la Virgen se dejó ver a esta joven piadosa, con profunda fe popular, que frecuentaba la Iglesia para sus rezos y ayudaba a los pobres que lo necesitaban. Y en medio de resplandores, se apareció la Virgen del Consuelo con su Niño en brazos, mostrando su corazón, y acompañados del ángel Adelín.
María Antonia escribió: “En mi pena consuelo buscando tus dolores, María, contemplo, de mi villa Solana en su templo, donde mi alma se goza sin fin; veinticinco de mayo fue el día en el mil ochocientos cincuenta, y ese cuadro a mi vista presenta con María, Jesús y Adelín .
La Virgen le pidió a María Antonia que hiciera una estampa con su imagen según le dijera y que la llamara, desde ahora, Madre del Consuelo, porque a ella acudían los afligidos a los que siempre consolaba.”
Y la Iglesia, a quien los sacerdotes representan, muy prudente en sus juicios, no sólo justifica el culto a la Virgen Maria en todas sus manifestaciones, sino que trata de promoverlo entre los creyentes, recomendando los ejercicios de piedad y culto que alimentan la fe y la devoción hacia ella.
Es lo que hacemos en este novenario en el 156 aniversario de la aparición de la Virgen del Consuelo ante su imagen…la imagen de la Madre de Dios, como Ella misma quiso ser representada…Amparo, protección y bálsamo consolador para sus hijos, y con el niño Jesús mostrando de su costado abierto el amor de su corazón.
Imagen de la Virgen del Consuelo presentes en muchos de nuestros hogares, y sobre todo en nuestra Iglesia Parroquial, en el mismo sitio donde ella se dejó ver. Y desde entonces, más de un siglo, su imagen nos hace más cercana y casi visible, su ternura maternal,…la ternura maternal de Nuestra Señora, al tiempo que nos invita a poner en ella nuestros ojos para pedir confiadamente su protección, ya que ella misma quiso ser invocada con este dulce título del “consuelo”. Es el objeto, digo, de este novenario en el centenario de su aparición…y al tiempo que nos “consuela” , nos “consolida” en la fe, consolar = consolidar…consolidar es sinónimo de su acción de consolar.
Así hoy, una vez más, miramos a la Virgen del Consuelo, sin olvidar que es ella la Virgen de Nazaret, mujer de nuestra raza, mujer sencilla, solícita y en comunión total con Dios. Ella es el principio natural del ser natural de Cristo, que al dárnoslo a nosotros en ese niño con el corazón abierto, es también el principio del ser de Cristo en cada uno de nosotros, los creyentes. La virgen de Nazaret, en su advocación de Virgen del Consuelo, es un valor muy nuestro, porque ella, con su aparición en esta Iglesia, quiso estar de esta forma muy cercana a nosotros.
Ella es la Madre del Mayor Consuelo… supo estar al lado de su Hijo durante los momentos más difíciles ofreciéndole su consuelo; Ella es la Madre del consuelo, que acompañó a los necesitados, a su prima santa Isabel cuando necesitaba su compañía y ayuda, cuando fue de prisa a la montaña a servirla en su necesidad, es la "virgen oferente", que supo entregar a Dios lo más precioso que podemos dar, que es nuestra vida en servicio a los demás y nos da a nosotros, junto con el consuelo en los momentos difíciles de nuestras vidas, lo más precioso que tiene una madre, que es su propio hijo Jesús: Consuelo radical en nuestra experiencia existencial,
El sacerdote que escuchó cómo debía ser la imagen según había dicho la Virgen del Consuelo a María Antonia dejó escrito: "La imagen debe ser de cuerpo entero, con un vestido alegre, y un manto igual, y la punta izquierda del manto estará sobre el brazo derecho de la Señora; y el Niño que tendrá unas lagrimitas en sus ojos, llaguitas en sus manos, heridito el corazón. Sus manos en acción de abrirse al pecho para enseñar su corazón”.
Es la imagen del Sagrado Corazón en Jesús niño, antes de las apariciones del Sagrado Corazón de Jesús a santa Margarita Mª de Alacoque y al P. Lacomlobier.
María Antonia García Parra, se retiró del mundo, como sabéis, ingresando en las Religiosas Concepcionistas de Manzanares. En muchas ocasiones María Antonia había visitado a la Virgen de los Dolores para meditar su soledad, ahora, ella, sería la compañera de la Virgen y estaría toda su vida con ella. Nada tenía sentido sino no era abandonarlo todo por aquélla que, con su Sí, cambió la humanidad. Por eso, Sor Maria Antonia, se dedicó a rezar y ser el consuelo de la humanidad dolorida desde la clausura de los claustros de su convento. De ella tenemos una venerada reliquia: Su crucifijo:
Es el crucifijo de Sor Maria Antonia García Parra; el crucifijo que llevaba en su hábito cuando en torno a los años 1855-1857 dejó la vida solanera e ingresó en el convento. Esta cruz era parte de su hábito monjil hasta su muerte. Con ella vivió y con ella murió. Esta cruz fue entregada a los familiares de Maria Antonia que la guardaron como una reliquia. Se dio la circunstancia que uno de sus familiares, regaló esa cruz-reliquia a nuestra familia, por cierto agradecimiento, contando de Maria Antonia, que la Cruz–reliquia la acompañó en vida y abrazada a ella murió.
Durante tres generaciones la hemos tenido, conservando la devoción a la Virgen del Consuelo, y la propagación de su culto, incluso en tierras americanas donde un sacerdote de la familia misionero en el Perú, la ha predicado y extendido por aquellas tierras. Y con ocasión de este nuevo impulso de actualización renovada del culto a la Virgen del Consuelo, el crucifijo de Sor Maria Antonia hoy es ofrecido a la Parroquia, como venerada reliquia y el provecho espiritual de todos.
Termino con las palabras del Señor Obispo a las que me uno con mis mejores deseos y plegarias: “ que todas estas actividades redunden en bien espiritual de los fieles de esa parroquia, que, sin duda, verán acrecentada su devoción a la Virgen. Con ella, como Madre, en torno al Señor Resucitado, presente en la Eucaristía, se fortalecerán (se consolidarán) como cristianos y harán de sus vidas comprometidas en favor de los más necesitados un testimonio atrayente para todos los que los contemplen…Que así sea Amen.

 

 

 

 

TERCERA HOMILIA --

El Crucifijo de Sor Maria Antonia.

Por Francisco Jiménez González

Como sabéis, y ya hemos dicho algún día de esta novena, repasando la vida de María Antonia García Parra, por la que nos viene la devoción a la Virgen del Consuelo, que ella, después de las apariciones, se retiró del mundo, ingresando en las Religiosas Concepcionistas de Manzanares. En muchas ocasiones María Antonia había visitado a la Virgen de los Dolores para meditar su soledad. Por eso, Sor Maria Antonia, ya durante toda su vida, se dedicó a rezar y ser el consuelo de la humanidad dolorida desde la clausura de los claustros de su convento. Le sirvió de ayuda en su devoción la venerada reliquia personal que de ella tenemos: Su crucifijo:
Es el crucifijo de Sor Maria Antonia; el crucifijo que llevaba en su hábito cuando dejó la vida solanera e ingresó en el convento. Esta cruz era parte de su hábito monjil hasta su muerte. Con ella vivió, “con-sufriendo” con Cristo crucificado y con ella murió, participando en su muerte y resurrección: “Con-muertos con Cristo…con-resucitados con Él” que diría san Pablo.
El crucifijo de Sor Maria Antonia, en un relicario de la época de austera belleza, desde hoy estará expuesto en la Parroquia, a los pies de la imagen de la Virgen del Consuelo, como venerada reliquia y para el provecho espiritual de todos. Provecho y fruto espiritual al venerar esta reliquia tan personal de Mª Antonia, que es como una invitación, para meditar y contemplar los sufrimientos de Cristo en el Calvario, y la soledad de la Virgen, como tantas veces hacía ella en esta misma Capilla, recibiendo el consuelo de la Virgen en su aparición.
Hoy nosotros queremos celebrar la memoria de Mª Antonia, meditando sobre su crucifijo: Así, pues, esta reliquia del crucifijo de Mª Antonia nos habla ante todo del valor salvífico de la Cruz. Jesús, humillándose hasta la muerte, nos dice san Pablo, y la muerte de Cruz, ha sido exaltado para convertirse en Señor del cielo y de la tierra. Todos los que miran y siguen la Cruz de Cristo serán sanados, “consolados”, y alcanzarán la salvación. El cristiano, por tanto, no solo no tiene que avergonzarse ni escandalizarse de la cruz de Cristo, sino que tiene que llevarla en triunfo, honrarla, exaltarla, como nosotros queremos hacer con esta reliquia.
Es un gozo pensar que estamos reunidos en el mismo lugar de la aparición de la Virgen del Consuelo, y esto es un estímulo, como os decía en un día pasado, para vivificar y confirmar nuestra propia fe, según el ejemplo que recibimos de Mª Antonia. Es una providencial ocasión para encontrar al Señor, reavivar nuestra fe, y participar en sus misterios, según el amor del Corazón abierto del Niño Jesús cuyo amor de su corazón cristaliza, como en una foto instantánea, en la cruz: El crucifijo de Mª Antonia.

 

MEDITEMOS:

Jesús reina desde la Cruz
En la cruz no está un malhechor; el Crucificado es el Rey de los judíos. “ Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos ”, mandó escribir Pilatos. (Jn 19,19). El Crucificado es efectivamente el Rey del mundo.
La Cruz es la insignia de Cristo victorioso del pecado y de la muerte. Dios vence precisamente cuando, humanamente, parece vencido; Dios da su vida cuando su sangre es derramada. La sangre preciosísima de Jesucristo… sangre de la nueva y eterna Alianza, que el Padre ha sellado con la humanidad, y que nosotros actualizamos en cada una de nuestras eucaristías… Y Jesús reina con su amor y desde su amor
¿Por qué ha muerto Jesús? Primero por amor al Padre: “s e hizo obediente hasta la muerte y la muerte de Cruz ”, dice san Pablo (Fil 2,7)… Y también por nuestro amor. Por el amor de todos, de cada uno, por mí. Dice Juan: “ Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga la vida eterna ” (Jn 3,16.)
El Hijo se entrega en manos de su Padre por nuestro amor y en nuestro lugar: para reconciliarnos con el Padre. De hecho, dice de nuevo Pablo: “ me ha amado y se ha entregado a sí mismo por mí ” (Gal 2,20).
En la cruz levantada sobre el Gólgota, cuyo icono es la cruz que de esta reliquia del crucifijo de Mª Antonia, se manifiesta el corazón eterno de Dios, que “ es amor” (1Jn 4,16), a través de las palpitaciones humanas del Corazón de su Hijo, que en la aparición de la Virgen del Consuelo, aparece aún siendo Niño: “nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación de nuestros pecados” (1Jn 4,10). Y entonces comprendemos que la historia, la verdadera, está dominada por Cristo, no con las armas ni con el miedo, sino con el amor: “ Cuando yo sea elevado de la tierra atraeré a todos hacia mí ” (Jn 12,32).
La cruz no es pues el anuncio de un triste destino de sufrimiento y de muerte. Es por el contrario un mensaje triunfal de vida: La cruz es el “consuelo” de nuestra vida, según la frase de san Pablo: Porque “todo lo puedo en Aquél que me conforta” ( Fil 4,13).” y es el camino de Resurrección: “ Con-muertos con Cristo…con-resucitados con Él”, en frase de san Pablo.
Me viene muy bien invocar aquí la invitación que la Iglesia hace a todos en la tarde del Viernes Santo: “ Ecce lignum crucis in quo salus mundi pependit. Venite adoremus ” (“Mirad el árbol de la Cruz, -mirad esta reliquia-, donde estuvo clavada la salvación del mundo. Venid a adorarlo”. “ quien cree en Él tendrá “la vida eterna” (Jn 3,14-15).

Y por último

Seguir a Cristo cargado con la cruz
Ahora podemos entender mejor las palabras de Jesús: “ Quien no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí ” (Mt 10,38). Jesús no nos pide, sobre todo, honrar la Cruz, sino imitarlo, seguirlo, tomar cada día la propia cruz, ya que Jesús “sufrió por nosotros dejándonos ejemplo para que sigamos sus huellas” (1Pe 2,21).
Por eso Pablo nos invita a llevar “siempre en nuestros cuerpos y por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo” (2Cor 4,10). Ello significa abandonar nuestros modos humanos de ver y juzgar, para entrar en la lógica de Dios: lógica de humildad, de pobreza, de renuncia a toda la violencia, lógica de paz y la lógica del perdón, como hizo Jesús desde la cruz. Estar con los demás hermanos, a su servicio. Sólo así puedo decir con Pablo: “ Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia ” (Col 1,24).
Este sería el fruto espiritual del mensaje que nos da esta reliquia de Mª Antonia… crucifijo a la que ella estuvo muy unida en su vida, participando en los sufrimientos de Cristo, llevando su propia cruz, y por medio de ella empezar a gozar con su muerte de la gloria de su resurrección.
Por tanto al venerar el crucifijo– como hacemos en esta fiesta - no puede limitarse a besar un trozo de madera; nuestra adoración tiene por meta a Aquél que ha dado su vida en la cruz, para comunicarnos a nosotros la vida. Y cuando la besemos, podemos repetir la oración de San Francisco: “ Te adoramos, Señor Jesucristo… y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo ”. Amen.

 

 

 

 

CUARTA HOMILIA

Maria Antonia la vidente de la Virgen.

Por Julián Martin Martín

El papel del/a vidente, testigo privilegiado, si no único, de la aparición de la virgen, se hace preponderante y necesario la ejemplaridad de su vida, de hecho , los niños videntes como los de Fátima, son hoy día, objetos de procesos de beatificación. Son personas sencillas “ de servicio” pastores, niños y niñas y jóvenes de buena voluntad, entre estas personas sencillas y buenas, tenemos a Maria Antonia García Parra y Naranjo, y sabemos por su época, su barrio y gentes la consideración que de ella tenían.
Cuando se da una aparición de la Virgen hay un grave problema de adecuación entre la realidad vivida por el pueblo de Dios y los mensajes atribuidos a la Virgen. Los obispos huyen de reconocer esos hechos de la aparición, y en muchas ocasiones no se duda en intervenir fuertemente para poner término a estas manifestaciones que pone en peligro la comunidad eclesial. En cambio, en Maria Antonia todo esto se da, es una mujer buena, reconocida por su ayuda al necesitado y al que no sabía leer,( de hecho, su barrio de El Santo, era poblado por gente sin cultura, trabajadores del campo, jornaleros, gañanes... y ¡ cuánto tiempo saca Maria Antonia para enseñar a leer a estos convecinos) . De bondad natural cercana a la fe; esa bondad hace creíble su experiencia a la Iglesia local,de hecho, su párroco, Don Eusebio Maria enseguida la ayuda y escribe la novena que la Virgen le pide, y el Patriarca de las Indias, D. Antonio de Posada Rubín de Celis que concede 80 días de indulgencia, "al que rezare un Ave María, una Salve o el Magnificat de esta Santísima Imagen". Monseñor Brunelli, Nuncio de Su Santidad en España, declara "50 días de indulgencia, rezando una Salve y un acto de Contrición por una vez al día a esta imagen de la Virgen".
Por su parte, el Sr. Cardenal Arzobispo de Toledo, Don Juan José Bonet y Orbe, declaró cien días por cada Salve y otros por los que practiquen su Novena. Como vemos, y llama mucho la atención, en aquel momento de la historia, la Iglesia oficial no dudó en la aparición de la Virgen del Consuelo en el interior del templo parroquial.
Si ahondamos en el tema; vemos que el siglo XIX ha sido llamado "el siglo de María", a causa de mariofanías que, desde la revelación de la Medalla Milagrosa (París, 1830), se sucedieron con una frecuencia y una amplitud hasta entonces desconocidas, culminando en las apariciones de Lourdes en 1858, y prosiguiendo bastante después de esta fecha. Conviene de todos modos, sin banalizar los hechos, si ponerlos en su contexto. Francia parece, más que nunca, ser el reino de María , puesto que sus intervenciones más brillantes han tenido como marco nuestro país; pero no puede dejarse en silencio que se producen también apariciones mariales en otros países, en los cuales tienen una resonancia considerable, aun cuando permanezca local. En 1877, la Virgen apareció a dos niñas de Gietrzwaldzie, aldea de Polonia situada en el centro de una región recientemente anexionada por Prusia; el Kulturkampf está en su apogeo, el ocupante quiere desenraizar a la vez la lengua polaca y la religión católica, es decir, hacer perder a los Polacos su identidad nacional y cultural: la Virgen habla en polaco, invita a la oración del rosario (específica de los católicos) y promete su asistencia; no hace falta nada más para volver a dar coraje a las multitudes y suscitar un potente movimiento de resistencia al opresor. En 1879, es en Irlanda que María se manifiesta, en Knock Mhuire; varias personas son testigos de la aparición, silenciosa, pero rica en símbolos fácilmente descifrables por un pequeño pueblo aplastado: el país está bajo la ocupación inglesa, los Irlandeses no tienen acceso ni a la propiedad terrena ni a los puestos en la administración, y la enfermedad de la patata ha causado una terrible hambruna, empujando a más de un millón de personas a emigrar hacia los Estados Unidos; ahí también, es toda una población la que es galvanizada por la aparición, viendo en ella una invitación a permanecer fieles a su fe ancestral y a esperar días mejores. Otros hechos tienen, a una escala más limitada, un impacto comparable: en Green Bay (Estados Unidos, 1859), la Virgen reconforta a una comunidad "papista" sometida a las presiones y a los abusos de la mayoría protestante; en Ilaca (Croacia, 1866), ella vuelve a dar a los católicos el sentimiento de su identidad, frente a las vejaciones de que son objeto por parte de los ortodoxos; en Marpingen (Sarre, 1876), como en Filippov (Bohemia, 1866), la Virgen sostiene la esperanza de poblaciones ocupadas, la primera por Prusia, la segunda por Austria; hasta en regiones de tradición católica que no conocen ni persecución ni invasión; la Virgen viene a estimular el fervor del pueblo de Dios: en 1871 en Locherboden (Tyrol), en 1888 en Castelpetroso (Italia), donde el obispo mismo es testigo de la aparición. En todos estos casos, la autoridad eclesiástica ha visto la probabilidad de una intervención sobrenatural, sancionada por la autorización de edificar una capilla –a veces erigida más tarde al rango de Basílica (Knock Mhurire, Filippov)–, o por el reconocimiento canónico de la realidad de la aparición (Gietrzwalldzie, en 1977).
Si volvemos a Francia, nos impresiona el número de apariciones mariales que jalonan el siglo XIX; solo se conocen las más célebres, y son ya una decena. El ambiente religioso que reina tras la Revolución da cuenta en parte del fenómeno, pero esta explicación no es suficiente. La ola de descristianización y de persecución sangrienta que ha golpeado al país durante un decenio, a tenido como consecuencia la transformación en profundidad de las mentalidades religiosas, se sentirán los efectos de ello hasta los años 1870-1880: la piedad popular conoce un brote de vitalidad, procesiones y manifestaciones religiosas son devueltas a su lugar de honor, nuevas devociones surgen (al Corazón Eucarístico de Jesús, por ejemplo; otras, anteriormente confidenciales, llegan a una gran difusión (la del Corazón Inmaculado de María, sobretodo). Las fundaciones de familias religiosas se multiplican, y los nombres de los nuevos institutos son reveladores: numerosos de ellos se ponen bajo el vocablo de la Virgen o de uno de sus misterios, en particular la Inmaculada Concepción , cuya definición dogmática interviene en 1854. Además, esta piedad muy marial está fuertemente marcada por un espíritu de expiación y de reparación –es necesario "reparar" las impiedades, las blasfemias y los sacrilegios de la Revolución –, tema que vuelve con insistencia en ciertos mensajes de la Virgen en sus apariciones; corre esta piedad el riesgo de politizarse desde el momento en el que se asimila Revolución o República, reflejo frecuente en los medios de tradición católica, es decir, de la mayoría de los Franceses. Considerados como herencia de la Revolución , las sublevaciones que conoce Francia, y también Europa entera, y que en la segunda mitad del siglo atentan contra la soberanía temporal del Papa, favorecen una lectura no solamente política, sino escatológica de los signos de los tiempos: Francia; hija primogénita de la Iglesia , encuentra ahí el sentido de su misión sobrenatural . Varias apariciones mariales de final del siglo formulan mensajes de carácter resueltamente político y escatológico, pero ya la primera gran mariofanía del siglo autoriza una tal lectura: las revelaciones que le son dadas en 1830 a Catherine Labouré, novicia de las Hijas de la Caridad de la Rue du Bac, en París, contienen visiones y palabras proféticas relativas a la situación y al porvenir políticos de Francia, incluso si la finalidad de las apariciones es por otra parte la difusión de la Medalla Milagrosa .

Los acontecimientos de La Salette (1846) marcan un giro en la historia de las mariofanías, como lo ha señalado Philippe Boutry: se pasa de la aparición-signo a un tipo donde "la perspectiva pastoral que dominaba el enfoque tridentino de la aparición da progresivamente paso a un modelo atestatario, más factual en sus formulaciones, más individual en sus formas de reconocimiento, más popular en sus modos de recepción, no sin suscitar tensiones y hasta conflictos entre la Iglesia y los testigos, autoridad y fieles"; el modelo de la aparición atestataria prevalece todavía hoy en día; el ejemplo más destacable, hasta hoy inigualable, sigue siendo Lourdes. El papel del vidente, testigo privilegiado, si no único, de la aparición, se hace preponderante, la ejemplaridad de su vida es en adelante tomada en cuenta (Catherine Labouré, después Bernadette Soubirous, son canonizadas; los niños videntes de Fátima son objeto de un procedimiento de beatificación). Mélanie Calvat, la vidente de La Salette , reivindicará hasta el final de su larga vida la exclusividad de una lectura de la aparición de la cual ella ha sido testigo, entrando por ello en conflicto abierto con la autoridad eclesiástica; no resiste la vidente la tentación de politizar al extremo el mensaje, revelando el secreto que le ha sido confiado en 1846 y afirmando alto y fuerte que forma parte integrante del mensaje de la Virgen , en tanto que la Iglesia lo considera de otra forma. Además, varios autores y propagandistas de la aparición, impresionados por su carácter dramático –las lágrimas de la Virgen , la gravedad de sus palabras–, ven aquí un acontecimiento excepcional, único; esto es olvidar que la Virgen ya se ha mostrado llorando anteriormente: en Ziteil (Suiza, 1580) y en Siluwa (Lituania, principios del siglo XVII), y que ha tenido un lenguaje de una extrema severidad en Trois-Epis (Francia, 1491) los mismo que en Casacanditella (Italia, 1052).

En Lourdes (1858), los hechos son más simples, más transparentes: la sobriedad del mensaje, la discreción de la vidente y la toma de responsabilidad pastoral ejemplar del peregrinaje naciente han permitido la expansión de la gracia inicial, cuya riqueza ha sido puesta en evidencia por la santidad fuera de lo común de Bernadette Soubirous.

Menos impresionantes, las apariciones de Pontmain (1877), de Pellevoisin (1876) y de Saint-Bauzille de la Sylve (1877), ilustran este esquema, ya que cada una contiene elementos originales que le confieren una significación precisa; si la última es un sobrio recuerdo de las peticiones formuladas treinta años antes por la Virgen en La Salette , las otras no escapan, bien que mal, a una lectura política: en Pontmain, la aparición coincide con la retirada de las tropas prusianas en el oeste del país, y se atribuirá a la Virgen no solamente la preservación de Laval, a punto de ser asediado, sino el fin de la guerra; en Pellevosin, la condición social de la vidente –una "hija de servicio" (¡y solo Dios sabe en que poca consideración se las tenía!)– reaviva viejos prejuicios sociales y da pretexto a tentativas de recuperación por los "señores", aristócratas monárquicos ligados con el obispo del lugar, monárquico también. En cuanto a la epidemia de pretendidas apariciones que desde 1872 se extiende a partir de Krüth/Neubois en la Alsacia-Lorena ocupada, traduce el desarraigo y las angustias de una población rural católica, de piedad simple, afectada por la situación que sufre. A partir de esta época, la era de las grandes apariciones atestatarias en Francia se cierra, primero por que se perfila la perspectiva del acercamiento de los católicos a la República (1891) –las mariofanías que predican la soberanía de Cristo y, en consecuencia, la de un rey, se vuelven molestas–, y en segundo lugar por que la piedad popular encuentra nuevos modos de expresión, sobre el terreno del apostolado social en particular, que sancionará con fuerza la encíclica Rerum Novarum (1891). De esta manera las apariciones de la Virgen a Ana-María Coste, en Lyon (1882-1883), y aquellas de las que es beneficiario en 1888 el joven Jean Bernard en Vallensanges, no tienen a penas eco; y los hechos de Tilly-sur-Seulles (1896-1899) denotan bien, por su complejidad, su politización y por las desviaciones que ocasionan, que hay un grave problema de adecuación entre la realidad vivida por el pueblo de Dios y los mensajes atribuidos a la Virgen María. Los obispos son conscientes de ello, y rehusan en adelante a reconocer nuevos hechos de aparición, no dudan en intervenir fuertemente para poner término a manifestaciones cuyo carácter desviante pone en peligro la comunión eclesial.

¿Porque no unir una aparición más, en La Solana, a un mujer, Maria Antonia, en el año 1850, a esta larga lista?. ¿Acaso no se repiten los mismos elementos que en las anteriormente nombradas?. ¿Qué ocurrió para que la historia solanera olvidara este acontecimiento? ¿Que llevó a este pueblo a olvidar este gran misterio?. De hecho, ¿ no vería ya algo de esto la Virgen, y por eso, mandó a Maria Antonia hacia Manzanares donde las personas lo veían con más fe que La Solana?. ¿Porqué los milagros de la Virgen del Consuelo se realizan en Manzanares y no en nuestro pueblo?, ¿No será acaso por ser un pueblo de "dura cerviz" y profunda increencia?. Pensad todo esto, y sacad vuestra propia interpretación.

 

 

 

 

SEXTA HOMILIA

--La Virgen del Consuelo ¿es María de Nazaret?

Por Antonio Campillo Briones

Queridos hermanos:
El otro día agradecía a los sacerdotes de esta Parroquia por sacar un poco de las cenizas del olvido la devoción a la Virgen del Consuelo, exponente de la fe secular que nos legaron nuestros antepasados, y que gracias al impulso e iniciativa de ellos estamos reviviendo en estos días de la novena lo que el pueblo de La Solana vivió, prodigiosamente, un día 25 del mes de Mayo del año 1850: La aparición de la Virgen del Consuelo a Mª Antonia, “ joven piadosa, con profunda fe y que ayudaba a los pobres que lo necesitaban”.

Es lo que hacemos ante su imagen…la imagen de la Madre de Dios, como Ella misma quiso ser representada…Como amparo, protección y bálsamo consolador para sus hijos, y con el niño Jesús mostrando de su costado abierto el amor de su corazón para ser nuestro consuelo y al tiempo nos “consolida” en la fe, pues consolar, os decía, es igual a consolidar…consolidar es sinónimo de su acción de consolar.

La Virgen del Consuelo, pues, nos debe consolidar, nos debe reafirmar en la fe de su Hijo…Ella no es otra que la Virgen del evangelio, María de Nazaret, en la que nos queremos fijar, y aunque ya glorificada al participar de la gloria de su Hijo, con su aparición en esta Iglesia, quiso estar de esta forma muy cercana a nosotros, y al mostrarnos a su hijo con el corazón abierto nos está invitando y nos ayuda a seguir fielmente a Jesús, a ser fieles a su Evangelio, a ser verdaderos cristianos.

Los peregrinos a Tierra Santa al visitar la Basílica de la Anunciación en Nazaret, construida sobre la casa-cueva-habitación de la Virgen, donde recibió el anuncio del ángel y se efectuó el Misterio de la Encarnación del Verbo de Dios en sus purísimas entrañas, vieron en el atrio entorno a la Basílica distintos cuadros de otras tantas advocaciones de la Virgen de todo el mundo…en clara indicación que todas ellas hacían referencia a la Virgen de Nazaret, una joven de unos 13 o 14 años, elegida por Dios, y cuya imagen adorna la fachada lateral de la Basílica en torno a las letras de la salve.

Pues veamos a María que nos presentan los Evangelios, a la Virgen de Nazaret. Pues solamente en esa creemos, solamente en esa ponemos nuestra confianza. La Virgen del Consuelo es María de Nazaret.

1 ) UNA MUJER CREYENTE
María del Evangelio es una mujer creyente (¡es la primera cristiana!): Que libre y totalmente acoge la palabra de Dios. "Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra" . Con estas palabras responde al ángel en la plena aceptación a los designios de Dios sobre ella. (Lc. 1,38).
Y que se mantiene fiel a Dios en su fe, sin signos y prodigios, entonces sin milagros; "estaban de pie junto a la cruz de Jesús su madre…" (Jn. 19,25), mientras los soldados se reparten la ropa de Jesús echándola a suertes (Mc. 15,24) y los sumos sacerdotes, en compañía de los letrados se burlan del agonizante Jesús, el "Hijo del Altísimo" (Lc. 23,35; Mc. 15,31-32, Lc. 1,31-33).
Esa es María del Evangelio, María de Nazaret en el momento cumbre de su participación en la obra redentora de su Hijo Jesús. Y ante aquella gente apareció como la madre del malhechor entre los malhechores: “crucificado fuera de la ciudad entre dos bandidos.” (Mc. 15,27).
María de Nazaret, la única Madre de Dios que en la imagen de la Virgen del Consuelo nos presenta a su Hijo, diciéndonos con su corazón abierto que Dios es Amor y que apoyados y en la confianza en ese amor nos da fuerzas, (y este es el gran consuelo), para superarlo todo, sin buscar el “milagro fácil”, como ella superó los momentos duros y amargos de su vida, fiel a la voluntad de Dios.

2 ) MUJER POBRE

María del Evangelio es una mujer judía, que nació, vivió y murió pobre. Una mujer pobre que ayudó a los pobres:

Recordemos: En su concepción virginal, las sospechas recayeron sobre ella; Al concebir por obra del Espíritu Santo “José, su esposo, siendo justo no quiso denunciarla y resolvió repudiarla en secreto” (Mt. 1,18-19). Ella es la Madre del consuelo, que acompañó a los necesitados, a su prima santa Isabel cuando necesitaba su compañía y ayuda, cuando fue de prisa a la montaña a servirla en su necesidad. Y en las bodas de Caná intercedía, y así consuela a unos novios sacándoles de apuros, “dijo la madre de Jesús: No tienen vino” (Lc. 1,39-56; Jn. 2,1-11).

Y eso es lo que el Padre y su Hijo Jesús quisieron de María. “Bienaventurados los pobre en el espíritu porque de ellos es el reino de Dios ” (Lc. 6,20), predicó Jesús en la montaña. Es la invitación que nos hace la Virgen de vivir como ella esta bienaventuranza, confiados en las manos de Dios, esto es ser pobre según el evangelio, y sin olvidar nuestra ayuda a los más necesitados. Nos lo recuerda Juan Pablo II en la Carta Encíclica "Sollicitudo Rei Socialis": “Los cristianos están llamados a aliviar la miseria de los que sufren cerca o lejos, no sólo con lo "superfluo", sino con lo "necesario.
La siempre invocada y aún no completamente asumida opción cristiana preferencial por los pobres; es la doctrina del evangelio, es la doctrina de siempre, y así se nos dice también de Maria Antonia, que era una “ joven piadosa, con profunda fe y que ayudaba a los pobres que lo necesitaban”.

3 ) MUJER CONSOLADA Y CONSOLADORA

María del Evangelio, María de Nazaret, es la mujer consolada al recibir la visita de su Hijo resucitado en la mañana del domingo de resurrección.
Fue consolada no sólo en un sentido sensible sino sobre todo de una forma sobrenatural quedando consolidada en la fe…Como los discípulos del Señor que después que “vieron” a Jesús resucitado, “empezaron a creer.
Ella, Maria del evangelio, es la Madre del Mayor Consuelo… supo estar al lado de su Hijo durante los momentos más difíciles ofreciéndole su consuelo, es la "virgen oferente", que supo entregar a Dios lo más precioso que podemos dar, que es nuestra vida en servicio a los demás, y nos da a nosotros, junto con el consuelo en los momentos difíciles de nuestras vidas, lo más precioso que tiene una madre, que es su propio hijo Jesús: Consuelo radical en nuestra experiencia existencial.
Y que como recordábamos el otro día, en palabras del Sr. Obispo, que la rehabilitación de la memoria y culto de la Virgen del Consuelo redunden en bien espiritual de todos nosotros. Con ella, como Madre, en torno al Señor Resucitado, presente en la Eucaristía, se aumentará nuestra fe y compromiso cristiano, nos consolidaremos como cristianos en la fe,,,seremos “consolados”… y que hagamos de nuestras vidas comprometidas en favor de los más necesitados un testimonio atrayente para todos los que nos contemplen…
Será el fruto espiritual de nuestra devoción acrecentada a la Madre de Dios, a Maria de Nazaret, a la Virgen del Consuelo. Amen.

 

 

 

 

SEPTIMA HOMILIA

La Virgen del Consuelo y su ayuda al pobre

Por Candelo López Serrano

Vamos a preguntarnos, en nuestra celebración de hoy, qué respuesta dio la Virgen al Angel cuando le ofreció una pregunta: ¿quieres ser la madre del Salvador?; ella se turbo, nos dice San Lucas, y sintió el miedo de lo inesperado pero, como dijo el Papa Juan Pablo en la encíclica " La Madre del Redentor", n. 13, María respondió un SI activo "con todo su yo humano, femenino" al plan de Dios sobre su reinado en el mundo, al plan de Dios sobre ella en función de ese reinado (ver en Lc. 1,26-38). Es decir, con su respuesta se entregaba toda ella.

El no tener pecado no quiere decir no tener tentaciones, dificultades para cumplir la voluntad de Dios. Las tuvo Cristo (Mc. 1,13; 3,21; 6,1-6ª; 8,11-12.16-21.31-33; 14,32-36; 15,34 etc.) Tampoco a María, sin pecado original, llena de la gracia de Dios, se le dio todo hecho. Toda gracia y privilegio de Dios es también responsabilidad. La gracia de Dios previene y socorre, pero no nos evita las dificultades y tentaciones. María diariamente cooperó con la gracia del buen Dios cuyo poder no nos ayuda a evitarlo todo sino a poder superarlo todo. Por eso María cooperó para que la Salvación , el Reinado de Dios:

En la Carta de Puebla dice, citando las palabras de Juan Pablo II, que María "en el Magnificat se manifiesta como modelo para quienes no aceptan pasivamente las circunstancias adversas de la vida personal y social, ni son víctimas de la alienación" (Puebla 297) y "proclama que la salvación tiene que ver con la justicia hacia los pobres" (Puebla 1.144). Y de nuevo, citando las palabras del mismo Juan Pablo II, afirma Puebla: que "De María… parte también el compromiso auténtico con los demás hombres, nuestros hermanos, especialmente por los más pobres y necesitados y por la necesaria transformación de la sociedad" (Puebla 1.144). La Inmaculada nos dice que la victoria sobre el pecado es también posible, real y concreta en nuestra sociedad.

Por tanto, su SI es un si activo, comprometido con el hombre y la fe.

Esta actitud de María, descrita por el Papa Juan Pablo II en varios encuentros, se hace realidad en la presencia de la Virgen del Consuelo en medio de nuestro pueblo. Bien nos los cuenta el sacerdote Don Alfonso López de la Osa , cuando dice que la Virgen solo quiere ayudar a los que la necesiten, dice así: “ El 12 de Julio la vio, estando esta feliz criatura en su aposento, despidiendo rayos de luz y cercada de estrellas. Esta bondadosa Madre, mirándola con el rostro lleno de alegría le dijo: Pídeme, hija mía, que he de concederte gracias a ti y a todas las personas por quién tu pidas… . Jamás había llegado a sus oídos se honrara con culto particular a María Santísima bajo tal título, si bien sabía la apellidaba nuestra Santa Madre la Iglesia Consolatrix Aflictorum” Es decir, la Virgen del Consuelo, sin duda, vino a estar con nosotros y recordarnos que su nombre “ consuelo ”, indica la misión que el Padre la encomendó cuando el angel Gabriel le había pedido su SI. Aquella afirmación de María la comprometió con Dios y con el hombre, desde el inicio de la nueva Creación hasta el fina de los tiempos, por eso, no nos puede extrañas que en tantas apariciones del siglo XIX, la Virgen solo quisiera ser reconocida como Madre Inmaculada y comprometida con el hombre de todos los hombres.

Que la Virgen del Consuelo acoja nuestros dolores y sufrimientos, y nos ayuda a caminar con la entereza que la fe nos da.