Historia

 

CAPITULO XIX

 

SITUACIÓN DE LA IGLESIA DE SANTA CATALINA ENTRE LOS AÑOS 1530 Y 1540

A mediados de la década de los años treinta, Santa Catalina contaba con "tres capillas de bobeda muy buenas y obradas", aunque en estos momentos las obras están paralizadas, quedando todavía mucho por hacer. En el altar mayor se encuentra el sagrario de talla, dorado con su cerradura, y encima de él hay un tabernáculo de "talla dorado", igual que el sagrario, en el cual se halla la imagen de Santa Catalina de bulto dorada. En el lado del evangelio se encuentra otro altar "con la ymagen de María con el niño Jesus en los braços de bulto dorada metida en un tabernaculo de talla dorado". Los dos altares están bien aderezados con sus "manteles y frontales y palias y aras" (1).
El cura de la iglesia en diciembre de 1530 es todavía Juan de Campuzano, que ocupa el cargo desde marzo de 1509, ya que se reúne el nueve de dicho mes con los miembros del ayuntamiento para tratar sobre unas misas que se deben celebrar(2) , debiendo fallecer entre esa fecha y el 19 de noviembre de 1535, pues cuando se lleva a cabo la visita del citado año, está al frente del beneficio curado de la villa el obispo Solís, el cual no estaba presente "porque dizen questa en servicio de vra magestad de lo que se ovo ynformacion, no se vieron sus titulos porque cono no estaba presente"(3) .

Vemos por primera vez al frente del beneficio curado de La Solana a una persona que realmente no ejercía como tal, sino que había accedido al puesto para obtener sus beneficios, sin ocupar realmente el puesto, siendo sus funciones desempeñadas por otros curas de la iglesia. Este hecho fue debido al progresivo aumento de las rentas de Santa Catalina, lo que hacía apetecible la utilización de sus rentas, en este caso para un Obispo, sin residir en la parroquia. Esta anómala situación sería eliminada por el Concilio de Trento, que dentro de su política de regulación de los sacramentos, también la aplicó al Orden Sacerdotal, estableciendo la jurisdicción obligatoria de los funcionarios religiosos, por lo que el párroco tenía la obligación de residir en su parroquia, el obispo en su diócesis, y así sucesivamente con el objeto de evitar situaciones irregulares, que sólo buscaban los beneficios económicos y no el correcto funcionamiento de la Iglesia.
Las posesiones de tierras de Santa Catalina se habían visto ligeramente incrementadas en los últimos veinte años, con dos parcelas nuevas, donadas por fieles de la villa. La primera, entregada por Juan Alonso de la Serna, era un terreno lindero con otras tierras de Juan Felipe, y la segunda una haza de Juan de Almazán "la qual dio a la yglesya por dos mill maravedies que devia de una manda que una hija suya mando a la yglesia". El valor de la tierra, que estaba situada en las proximidades de los Barrancos de las Terrerías, era de dos mil cuatrocientos maravedíes, por lo que la iglesia le entregó a Juan de Almazán "quatrocientos maravedíes que valia mas la tierra que la manda" (4).

Lo que sí había tenido un notable incremento eran los ropajes y ornamentos de la iglesia en los últimos diez años, encontrando en la visita de 1535 un apartado nuevo con el título de "acrecentado" dedicado exclusivamente a la ropa adquirida últimamente por la iglesia. Las casullas nuevas son siete: una de damasco azul con cenefa de damasco de yema, otra de damasco blanco con cenefa hecha con cortadura de raso amarillo, bordada con un hilo de oro y dotada de estola, manipulo, amito y canta. Además de otra de terciopelo negro con cenefa de oro fino nueva, con su alba, amito, estola, manipulo y canta, al igual que la anterior. Frente a estas tres realizadas con telas más ricas y finas, encontramos otras cuatro de paño: una de ellas grana con cenefa de raso negro, otra de velarte(5) negro con cenefa de damasco blanco y ribete de terciopelo, y otras dos de paño negro, una con cenefa de raso "naranjado" y la otra con la cenefa de raso azul y una tira a cada lado de raso anaranjado. Pero las nuevas adquisiciones de ropa no se limitaban a las casullas, ya que además hay que incluir dos albas nuevas con todos sus complementos y otras cuatro "comunes" para todos los días, un frontal de damasco grana con una cruz en medio de raso amarillo y sus frontaleras de damasco blanco, otro de terciopelo grana con una cruz en medio de plata bordada con unas flores de oro fino por el campo y sus frontaleras verdes bordadas con unas flores sembradas por ellas de oro fino y finalmente una manga de cruz muy buena de carmesí pelo de "ymageneria bordado al rromano de oro fino".

 
Capa Pluvial siglo XVI
Casulla siglo XVI
Capa solemne siglo XVI (frontal)
(espalda)


La ropa de lana y lino que poseía eran: sábanas, colchas, sobrepellices, manteles, paños y otros accesorios, además de dos alfombras nuevas que se suman a dos viejas que ya tenían, un velumtempli "que tiene una figura de nuestro rredentor", una manta de pies "de negro e blanco que sirve de frontal", una sábana labrada de seda negra y una franja alrededor negro de estambre y una delantera de lienzo buena con sus cantas coloradas y blancas tejidas.

Los libros de la iglesia habían sido renovados de forma notable, incluyendo tres misales de la Orden (de Santiago) y otro toledano, un manual, un oficiario dominical y un santoral en dos cuerpos encuadernados, uno envesado(6) y otro en tablas(7) .
Las cuentas tomadas al mayordomo de la iglesia arrojan un saldo favorable debido a la paralización de las obras, aunque la cantidad de dinero manejada es menor. Al tomar cuenta al mayordomo Juan Moreno, el 18 de enero de 1530, momento en que las obras están en pleno auge, presenta un alcance de noventa y cinco mil quinientos sesenta y tres maravedíes, más setenta y nueve fanegas de trigo en los que estarían incluidos los ingresos de la dehesa. Cinco años más tarde al tomar cuenta en noviembre de 1535 a su sucesor Juan Hernández Espinar, la cantidad recibida de su antecesor es mucho menor: dieciocho mil ciento sesenta y un maravedíes, más setenta y tres fanegas y media de trigo y sesenta y cuatro y media de cebada. Durante el tiempo que duró su mandato aumentó la cantidad recibida hasta alcanzar los cuarenta y tres mil setecientos veintisiete maravedíes, ciento ochenta y una fanegas de trigo y veintisiete fanegas y tres celemines de cebada.

Los gastos durante este tiempo ascendieron a veintitrés mil quinientos sesenta y tres maravedíes y medio, repartidos de la siguiente manera:

--Tres mil setecientos diecinueve maravedíes en cera.
--Mil quinientos en aceite.
--Mil seiscientos veinte en cal y madera.
--Mil quinientos en encuadernar libros.
--Trescientos cuarenta y ocho maravedíes en camarajes (el alquiler de cámaras para guardar el grano).
--Tres mil en el pago al cuadrillero y el organista.
--El resto en otros gastos "de por menudo de cosas necessarias para la yglesia", junto con tres fanegas de cebada.

La cantidad que entregó a su sucesor Alonso Hernández Espinar fue de veinte mil ciento sesenta y tres maravedíes, ciento ochenta y una fanega y media de trigo, y veinticuatro fanegas y tres celemines de cebada. Los ingresos durante este período disminuyeron cubriéndose solamente los gastos de mantenimiento de la iglesia, aumentando durante el mandato de Juan Rodríguez Espinar el dinero en posesión de la misma en la pequeña cantidad de dos mil maravedíes(8) . Un hecho a destacar es la posesión de un órgano que encontramos en la relación de los bienes de metal en poder de la iglesia, a lo que se suma el pago del salario al organista. Este nuevo elemento de la iglesia se habría adquirido en los últimos diez años, ya que en 1525 se carecía de él.

Lampara de velas de la epoca
Vasija para guardar agua
Vasija para cargar las lamparas de aceite

 


Los visitadores de la Orden de Santiago: Diego Ruiz de Solís, comendador de Villanueva de la Fuente y Juan Muñoz, vicario de Beas, ordenan varios mandatos al mayordomo de Santa Catalina:

-- Que como la caja donde se encuentra el Santísimo Sacramento es muy pequeña y es muy dificultoso sacarlo de ella, ordenan que de la plata obrada que posee (dos marcos y tres onzas) más la de la caja pequeña en que se encuentra el Santísimo Sacramento "haga una caxa que tenga toda esta plata en que este mejor", ya que la custodia que tiene la iglesia es grande para sacarla todos los días con el objeto de dar el Santísimo Sacramento a los enfermos.
-- La realización de un bastidor y se ponga en él un velo de lienzo con sus goteras(9) , de las sábanas que tiene la iglesia, y lo ponga en el tabernáculo que está en el altar mayor, en el lugar donde se encuentra el Santísimo Sacramento.
-- Como los hierros que se utilizan para hacer las hostias "no valen nada" y se encuentran en mal estado, se encargue de comprar otros que sean buenos y que haga buenas figuras.
-- Asimismo se le encarga que compre la seda blanca que fuera menester para poner fundas a las cenefas de las casullas que carecen de ellas, y "haga coser y rreparar todos los hornamentos que tienen necesidad dello", debiendo cumplir todos estos mandatos antes del día de Navidad (la visita tiene lugar el 18 de noviembre) bajo pena de cuatro ducados para obras pías(10) .

Los gastos en cera para iluminar la Iglesia eran importantes estos años

La visita nos muestra varios problemas, uno de los cuales venía de años atrás, ya que el 11 de diciembre de 1530 los miembros del ayuntamiento ante el hecho de que el vicario de Montiel le había sacado prendas a "ciertas personas vecinos desta dicha villa porque no avyan confesado quando lo manda la yglesia" y ante las dudas planteadas mandaron que se hiciera una consulta al bachiller sobre lo que se debía hacer(11) . Cinco años más tarde los visitadores al observar en los libros de la iglesia que el vicario pone las prendas de los no confesados en poder del mayordomo de la iglesia y cobra luego sus derechos de la iglesia "en dineros", recibiendo la iglesia agravio por dicho hecho, mandaron que de aquí en adelante el vicario "no cobre ni lleve ningunos dineros de la yglesia", y que a los penados por ese motivo no se les apremie hasta "ynvocar el braço seglar" y darles un plazo de quince días para que se confiesen, y que de esta forma todos puedan cumplir con sus obligaciones, encargando al gobernador que haga cumplir al vicario con dicho mandato, y si no lo hace sea condenado por ello.


Otro problema existente es el hecho de que el concejo de la villa nombra un cuadrillero, que tiene a su cargo a la gente y las carretas necesarias para la obra de la iglesia, debiendo ésta pagarle dos mil maravedíes de salario, "el qual le dan hordianariamente aunque no ande la obra", por lo que mandaron que se restituya a la iglesia los maravedíes que se había llevado el cuadrillero, y que de aquí en adelante no se pague salario alguno al cuadrillero cuando las obras estén paralizadas, salvo que los alcaldes nombren dos personas muy honradas cuando se eligen los oficiales, para que estén al cargo de la obra, sin ningún salario.

Los visitadores observan como el concejo tomó prestado del dinero de la iglesia algo más de ocho mil maravedíes (ocho mill y tantos), los cuales no ha devuelto y pasan de un mayordomo a otro sin que la deuda sea pagada, ordenando al concejo que cuando lleguen los siguientes visitadores a tomar cuenta la deuda esté pagada y el dinero restituido a la iglesia, y que de aquí en adelante "no tomen ningunos maravedíes de la dicha yglesia ny de su mayordomo prestados ni de otra manera", bajo pena de veinte ducados de oro para el tesoro de la Orden cada vez que lo hicieren(12).
En estos mandamientos vemos como los visitadores de la Orden intentan evitar que el concejo se inmiscuya en los asuntos de la iglesia y se apropie del dinero de ella, ya que no sólo toma dinero de sus cuentas, sino que le obliga a pagar a una persona que no realiza función alguna. Los mandatos de los visitadores fueron rápidamente obedecidos, ya que el cuadrillero devolvió mil quinientos maravedíes de su salario, siendo entregados al mayordomo de la iglesia. También buscan evitar que el vicario de Montiel se aproveche de las penas impuestas a las personas que no se confiesan, y deciden que en lugar de sacar un provecho económico de ello, se le dé a la gente facilidades para que cumplan con sus deberes religiosos. Como ya dijimos en un capítulo anterior, hay una voluntad de que se cumplan con los sacramentos, en este caso el de la penitencia.

En 1535 se cuidaba mucho el cumplimiento del Sacramento de la Penitencia

Otra inquietud de los visitadores es la paralización de las obras de la iglesia, por lo que ordenan a los oficiales del concejo que ante la necesidad de acabar las mismas por ser el pueblo tan grande y el continuo aumento de su vecindad, se utilice el dinero que tiene y se venda el trigo que posee y junto a los "maravedíes y pan que demas adelante tuviere los gasten y hagan gastar" en la obra de la iglesia(13) .

 

Notas
1. ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL (AHN). Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1082C. Visita de 1535, pp. 68 y 69.
2.ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE LA SOLANA (AHMLS). Signatura 1534. Libro de decretos del Ayuntamiento de La Solana (1520-1531). Acuerdos de 8 de diciembre de 1530.
3.AHN. Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1082C. Visita de 1535, pág. 79.
4.Ibídem, pp. 72 y 73.
5.El velarte es un paño lustroso y enfurtido, de color negro, que se utilizaba comúnmente para hacer capas, sayos y otras prendas de abrigo.
6.El envesado es el nombre con que se conoce el cordobán, piel curtida de macho cabrío o cabra, de la que estaría encuadernado el libro.
7.AHN. Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1082C. Visita de 1535, pp. 70, 71 y 72.
8.Ibídem, pp. 74 y 75.
9.Las goteras son las caídas de tela o cenefas que cuelgan alrededor del dosel de una cama, un tabernáculo u otro elemento, sirviendo de adorno.
10.AHN. Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1082C. Visita de 1535, pp. 75 y 76.
11.AHMLS. Signatura 1534. Libro de decretos de Ayuntamiento de La Solana (1520-1531). Acuerdos de 11 de diciembre de 1530.
12.AHN. Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1082C. Visita de 1535, pp. 76, 77 y 78.
Ibídem, pp. 78 y 79.

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